Ahogamiento en agua, ¿cómo salvar una vida?

Las vacaciones generalmente están relacionadas con agua, y los pequeños son quienes tienen mayor riesgo de sufrir ahogamiento en agua. Papás y adultos que conviven con niños deben extremar su vigilancia y saber qué hacer en caso de ahogamiento, ya sea en la alberca o mar.

Ahogamiento es la imposibilidad de respirar debido a sumersión/inmersión en un medio líquido. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo: se calculan 372 mil fallecimientos cada año. A escala mundial, niños de 1 a 4 años de edad son los que más casos de ahogamiento presentan, seguidos de niños de 5 a 9 años.

Los adolescentes también pueden ahogarse debido a que suelen estar menos vigilados y adquieren más comportamientos de riesgo cerca del agua, como juegos agresivos y/o consumo de alcohol. Sobrevivir a un depende de la rapidez con que se saque del agua al afectado, y la prontitud con que se le practiquen primeros auxilios. Por tanto, la vigilancia y, sobre todo, la prevención, son vitales.

SEÑALES DE AHOGAMIENTO. Generalmente, un niño o adulto que se está ahogando no puede gritar para pedir ayuda, por lo que debes estar [email protected] ante estas manifestaciones: agitación, piel del rostro azulada, principalmente los labios, distensión abdominal, dolor torácico, confusión, respiración poco profunda o jadeos, vómito, pérdida del conocimiento e, incluso, paro respiratorio.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE AHOGAMIENTO EN NIÑOS. Si tu hijo se ahoga en una alberca, sácalo inmediatamente. Tras esto, comprueba que el pequeño esté respirando. Si no es así, llama al servicio de emergencias, mientras tanto, aplícale inmediatamente la técnica de respiración cardiopulmonar RCP (es muy recomendable que si tienes niños, estés [email protected] con ella). La compresión torácica y la respiración boca a boca son el único medio para prevenir la muerte cuando una persona ahogada no tiene pulso y no respira.

Debes comenzar el proceso de respiración artificial (indicada cuando la persona ahogada tiene pulso pero no respira) aunque el niño esté todavía en el agua. Continúa dándole respiración a intervalos de pocos segundos mientras le llevas a tierra firme. Si crees que tu hijo pudo haberse lesionado el cuello, colócalo boca arriba, sosteniéndole cuello y hombros con ambas manos y antebrazos para inmovilizarle hasta que llegue la ayuda de emergencia. Así minimizarás posibles lesiones medulares adicionales. No permitas que el niño se mueva y háblale con calma para tranquilizarle.

Este recurso aplica a adultos, niños y bebés a partir de las 4 semanas de nacidos:
Coloca al afectado boca arriba sobre una superficie firme.
Arrodíllate junto a su cuello y hombros.
Coloca la palma de una mano en el centro de su pecho (entre los pezones) y la otra mano encima.
Mantén los codos derechos y posiciona los hombros directamente arriba de las manos.
Usa tu peso de la parte superior del cuerpo para presionar el pecho con fuerza a un ritmo de 100 a 120 compresiones por minuto.

CUANDO ALGUIEN SE ESTÁ AHOGANDO EN EL MAR, RÍO O LAGO: no te aventures a ingresar al agua a menos que estés [email protected] que es seguro hacerlo. Arrójale una rama larga o una cuerda atada a un objeto flotante (como un salvavidas) para que la sostenga y luego jálala hasta la orilla. No intentes un rescate nadando, a menos que tengas el entrenamiento correspondiente.

PREVENCIÓN DE AHOGAMIENTO. La asfixia por ahogamiento puede ocurrir dentro de cualquier depósito de agua. Menores de 12 meses se pueden ahogar rápidamente con sólo 6 cm3 de agua en contenedores que no se considerarían riesgosos, como un lavabo o cubeta. Niños que ya caminan, pero son demasiado pequeños para reconocer el peligro o salir del agua, corren riesgo cuando no existe vigilancia adecuada.
No dejes agua estancada en cubetas o tinas de baño. Además, asegura la tapa del inodoro con un dispositivo de seguridad para niños.

Si tus niños están en una alberca, nunca permitas que naden solos o sin supervisión, sin importar que sepan nadar. Si tienes alberca en casa, coloca vallas alrededor de ella y asegura todos los accesos. Incluso puedes instalar alarmas en las puertas y la piscina. Si tu hijo no aparece, revisa la alberca de inmediato.

Flotadores, llantas y juguetes de espuma (como los "popotes") no están diseñados para mantener la seguridad de los pequeños, y no deben utilizarse como sustituto del chaleco salvavidas.

APRENDER A NADAR. Las clases de natación en niños de 1 a 4 años reducen el riesgo de ahogamiento mortal. No obstante, siempre hay que vigilar a los pequeños.

NIÑOS EN PARQUES ACUÁTICOS. Enseña a tus hijos a no corretearse ni empujarse alrededor de la alberca, así como echarse en los toboganes siempre en la forma indicada: pies por delante y boca arriba, y nunca demasiado cerca de otro.
En caso de que comience a llover con relámpagos, deberán salir de la piscina inmediatamente.

BEBÉS… Nunca dejes a un bebé en el baño sin supervisión. No dejes la responsabilidad de cuidarlo a su hermanito mayor, mejor envuelve al pequeño en una toalla y sácalo del agua si requieres atender algún asunto.
Si están en la alberca, niños de 1 a 3 años y los que todavía no nadan del todo bien, deben ser vigilados por un adulto que con sólo estirar su brazo pueda alcanzarlos.

AHOGAMIENTO EN EL MAR. Instruye a tus hijos para que sólo se metan al mar cuando haya un socorrista o con un adulto.
Asimismo, asegúrate de proteger sus pies con sandalias para el agua.
No les permitas nadar cerca de rocas porque la corriente podría arrastrarlos y estrellarlos contra ellas.
Enséñales que nunca le den la espalda al mar, y si fuerte ola o corriente los "revuelca", que intenten nadar paralelamente a la playa, mantenerse a flote y pedir auxilio.

¿AHOGAMIENTO EN SECO? Se conoce así cuando un poco de agua se mete en las vías respiratorias por causa de ahogamiento no mortal o por haber tragado mucha agua mientras se nadaba. También llamado ahogamiento secundario (en realidad es parte del ahogamiento primario). Se puede manifestar con tos persistente, incluso varias horas después de estar en el agua. Si el niño presenta dificultad para respirar, es necesario llevarlo a urgencias.